Registro de exploración: escribir a la distancia
La artista visual del equipo, Clara Gábor, propuso escribir usando unos palos largos con una tiza adherida a la punta. El foco estaba en alejar a la escritura de la cabeza (físicamente hablando). Solemos llevar a cabo esta actividad muy cerca de nosotros mismos, en la computadora, en el teléfono, en las agendas y cuadernos.
Al distanciarla, ocurre la necesidad de involucrar una mayor parte del cuerpo para generar los trazos. O al menos, modificar las pautas de movimiento que trae consigo la tarea de escribir. Pasar de la motricidad fina a la gruesa, sin convertir el cuerpo en una máquina simple, sino con el fin de lograr una de las tareas más minuciosas que a los seres humanos nos toca: comunicarnos a través de la grafía.
La fuerza sale del apoyo de los pies, y recorre el vientre -el centro-, luego los brazos y las manos. Los dedos, que tienen la destreza de la meticulocidad, de nada sirven. Hay que caminar, recorrer el espacio, para definir una sola letra. Lo recto se consigue con mayor facilidad, pero frente a lo curvo, hay que rendirse.
La frase que escribimos reiteradamente fue: "Eras fea. Ahora tal vez encuentres marido", de la performer Laurie Anderson. Cambiamos las técnicas y las posturas, pero persistimos con las mismas palabras.
Rescatamos tres instancias del experiencia.
Una, tuvo que ver con reproducir un aprendizaje elemental, que es el de aprender a escribir. Revivir esa torpeza tanto motriz como mental, de encanjar líneas y sentidos en un único acto. Al volver consciente esta destreza, tomamos dimensión del descomunal proceso que implica aprender la técnica. La escritura, sin duda, es un arte.
Dos, la evaluación de la postura del cuerpo cuando se escribe en computadora o con un dispositivo parecido. Se trata de un cuerpo disceccionado, que se usa del pecho hacia la cabeza, dependiente de los dedos y de las relaciones nerviosas que se tejen entre las yemas y el cerebro. O sea, se trata de la ausencia de una parte de nosotros mismos.
Tres, registrar -aunque para muchos parezca obvio- que el espacio es inherente a la escritura. Pareciera que se monta en un lugar mental, que está en un adentro, ligado a la imaginación. Esta experiencia lo hizo evidente, la escritura es extensión, soporte, espacio en un sentido físico.