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Chino mandarín: la escritura de ideas


Lo primero que uno conoce cuando se introduce en el aprendizaje de la escritura china son los distintos tipos de trazos básicos. A partir de ese momento, todos los caracteres que uno realice surgirán de la combinación de esos trazos o movimientos en distintas direcciones que debe hacer el pincel o la punta de la lapicera. Lo segundo que uno aprende es que la forma más efectiva de incorporar esos trazos y los caracteres que éstos conforman es repitiéndolos una y otra vez, uno al lado del otro, hasta cubrir por completo los renglones de la hoja (del papel?). La repetición es un aspecto fundamental no sólo en el ámbito de la enseñanza sino en la vida cotidiana de los chinos; ciertos ritos y costumbres se repiten de generación en generación manteniendo viva una cultura de 5000 años de antigüedad. El confucianismo (doctrina filosófica fundada por Confucio, el pensador chino más importante) va a hacer hincapié en la correcta reproducción de ritos y ceremonias en uno de los seis libros clásicos de dicha doctrina, conocido como Libro de los Ritos o Li Ji.

Este último año tuve la oportunidad de viajar a China gracias a una beca que me permitió tomar un curso intensivo de idioma chino. Allí pude dedicar la mayoría de mi tiempo a estudiar más detenidamente la lengua pero también a perfeccionar mi caligrafía. Para los chinos, la caligrafía está elevada a una categoría estética y existen grandes obras de arte por parte de maestros calígrafos reconocidos (como por ejemplo Shitao de la dinastía Qing, o el artista contemporáneo Wang Dongling). Más aún, contemplar la caligrafía de cualquier persona y la presencia o ausencia de refinamiento en su escritura permite descifrar la procedencia social y su nivel académico alcanzado.

Recuerdo mi temor cada semana, al momento del dictado en clase de gramática, de olvidar alguno de los trazos de las palabras nuevas y no poder continuar el ritmo que marcaba el golpe de las lapiceras de mis compañeros coreanos, rusos y japoneses sobre el papel, creando una escritura percusionada. Me volví obsesiva buscando las mejores lapiceras o microfibras para escribir los caracteres. Descubrí, estudiando en China, un mundo de librerías y artículos para hacer caligrafía que es difícil de conseguir en Buenos Aires. Libros con papel de calco para imitar los estilos caligráficos más comunes, como el estilo regular, el estilo en cursiva o el estilo de hierba (escritura en la que no se puede levantar el pincel del papel). Hojas enormes divididas en cuadriculas, pinceles de tamaños diversos, cuadernos en papel de arroz, esteras y secantes para colocar debajo del papel. Según la tradición, a los elementos indispensables para practicar este arte, y que todo artista debe poseer y preservar, se les llama “los cuatro tesoros” de la caligrafía china: el pincel de bambú, el papel de arroz, la barra de tinta china y el plato de piedra donde se diluye la tinta. Incluso hay mercados y sitios especializados en vender estos productos así como también piezas de arte caligráfico. Recomiendo para quien visite Beijing visitar “la calle de los calígrafos” o Liulichang Street, un angosto hutong o callejón, de los que aun sobreviven al avance urbanístico de la ciudad, cerca de la zona de la Plaza Tiananmen en la que se puede encontrar tiendas, galerías de arte y librerías relacionadas con el arte tradicional chino. Así mismo en la ciudad de Xian, conocida por hospedar a los famosos guerreros de terracota y por haber sido la capital de varias dinastías como las Sui y la Tang, también se puede encontrar cerca de la puerta sur de la muralla un mercado de puestos callejeros donde artistas pintan en el momento sobre abanicos, rollos e incluso tallan sellos con ideogramas a elección.

Estudiar chino mandarín implica inevitablemente entrar en contacto con la cultura china. La relación de la escritura caligráfica con la pintura y la poesía, los movimientos del Tai chi chuan que parece reprodujeran en el aire los movimientos del pincel sobre el papel, o el caso de los ideogramas que permite acercarse a ciertos aspectos de la idiosincrasia china. Por ejemplo el caracter 王(wáng) que significa rey o soberano puede interpretarse como aquel que posee en sí la capacidad de unión del Cielo (representado por el trazo horizontal superior) y la Tierra (representada por el trazo horizontal inferior). De ahí que al emperador se lo conociera como el Hijo del cielo, es decir aquel que rige el mandato celestial. O también al observar el ideograma 明天 (míng tiān) que se traduce como mañana o en un futuro cercano, descubrimos que está conformado por los caracteres 日 (rì) y 月 (yuè) que significan sol y luna respectivamente. Es decir, para que llegue el día de mañana tienen que sucederse primero el sol y luego la luna.

Se dice que la escritura china está compuesta de ideogramas ya que la mayoría de los caracteres que la componen representan conceptos abstractos. En su origen, todos los caracteres chinos eran pictogramas mientras que en la actualidad, luego del proceso de simplificación de la escritura en 1956, pueden dividirse entre los pictogramas (aquellos que adquieren la forma de lo que representa y son los más antiguos), ideogramas simples y los compuestos fono-semánticos (surgen de la combinación entre un carácter que da el sentido y otro que otorga el elemento fonético). Es por esto que traducir del chino a otros idiomas como español sea una tarea tan compleja ya que los significados pueden variar según los contextos y no llegan a ser tan concretos como quisiéramos al momento de elegir la mejor palabra posible en su versión traducida.

En cuanto a la comunicación oral, para los estudiantes de occidente nos resulta mucho más difícil hablar y comprender de forma auditiva la lengua china ya que sus sonidos y fonemas difieren mucho del español y de aquellas lenguas que derivan del latín. El chino es un idioma tonal (el mandarín tiene 4 tonos y 1 tono neutro), esto significa que al variar el tono sobre una misma sílaba difiere su significado. De ahí que por ejemplo si estamos hablando con un chino y queremos mencionar la intención de comprar algo, debemos utilizar con cuidado los tonos correspondientes: comprar se dice mǎi (se escribe 买) mientras que vender se dice mài (y se escribe 卖). O también si queremos expresar la intención de preguntar: wèn (问), debemos ser cuidadosos con el tono y no confundir con wěn (se escribe 吻) ya que éste ultimo significa: besar.

Quizás estudiar chino mandarín implique estudiarlo por siempre. Repetir una y otra vez en el cuaderno un caracter atrás de otro para evitar olvidarlos. Un trazo que falta implica dejar un sentido incompleto. Incluso los propios chinos si no vuelven cada tanto a la escritura en papel van olvidando cómo era el orden de trazos de las palabras. La escritura mediante pantallas táctiles de tablets, celulares o en la computadora está alejando a los más jóvenes de la agradable experiencia de la escritura china sobre el papel.

Lucía De Francesco, 1988, Buenos Aires Técnica en estudios sobre China Contemporánea (USAL), actualmente finalizando la Licenciatura en Artes Plásticas (UBA). Estudiante avanzada y profesora de chino mandarín, becada en idioma chino en la Universidad de Jilin, China en 2015. Ha colaborado con reseñas sobre artes visuales para diferentes medios digitales.

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